Vivero y la leyenda del Obispo Santo y los Normandos
Vivero.- El topónimo Vivero procede de las lenguas célticas,
siendo una composición de las palabras Bi (montaña) y Ber
(empinada), teoría que se refuerza al estar la localidad en la
falda de montañas empinadas. Asimismo, en escritos antiguos, se
escribía con frecuencia Vivero mediante las variaciones, Bibero,
Bivero y Vibero.
El eje central del municipio de Vivero es una falla terciaria que
tiene origen en la Terra Chá con dirección sursuroeste -
nornoroeste y orienta de este modo el valle del Landro y la Ría
de Vivero.
Se cree que esta ciudad fue la antigua Flavia Lambris, pero no
existen documentos que lo atestigüen claramente. Existió una
ciudad romana en este enclave, pues se han encontrado vestigios
de aquel pueblo y una calzada que llega hasta una de las puertas
de la muralla. Existe la leyenda de que hubo antiguamente en este
lugar una ciudad llamada Estabañón, en la actual parroquia de
Faro, que fue devorada por una terrible marea. ( Leyenda que
trataré en otra ocasión).
Hacia el año 844, la población de Vivero sufre diversos ataques
por parte de vikingos, al menos en tres ocasiones. Sobre estos
hechos, también se relata la leyenda del Obispo de Mondoñedo, San
Gonzalo, del que se dice que logró hundir las naves vikingas y a
su tripulación apelando a la intervención divina. ( leyenda que
nos ocupa ).
Durante la segunda mitad del siglo XV, Vivero fue escenario de la
guerra civil existente entre nobleza y vasallos, conocida como
Guerra Irmandiña. Dentro de estas revueltas, destacó la figura de
Pardo de Cela.
En la Edad Media tuvo un recinto amurallado del que todavía se
conserva buena parte así como alguna de sus puertas. Es una
ciudad señorial, con calles pavimentadas con grandes losas. Hay
también placitas recónditas, como la de Fontenova o la de Los
cuatro linajes, además de la gran plaza Mayor también llamada de
Pastor Díaz. Muchas de las casas son nobles, de piedra de granito
y ostentan un escudo en la fachada. Otras son populares pero con
el encanto de lo tradicional. Hay además toda una fachada de
casas con galerías acristaladas y maderas pintadas de blanco.
Castro de Condomiás y Chao de Garita, en la parroquia de
Boimente.
Castro de Pousadoiro, en la parroquia de San Pedro.
Castro da Croa, en la parroquia de Landrove.
Castro de Casós, en el lugar de Fontecova, Vivero.
Castro de Sobreviva, en la parroquia de Galdo.
Castro de Cillero, en Cillero.
Castro de Faro, en la parroquia de Faro.
La ciudad de Vivero estuvo circundada por altas y anchas murallas
y torreones. Este recinto amurallado llegó a tener hasta seis
puertas y cuatro portillos, que eran la puerta de entrada a las
tres principales vías de comunicación. Las puertas eran:
La Puerta del Castillo del Puente (situado al inicio de la Calle
María Sarmiento)
La Puerta del Vallado (situada al inicio de la Calle María de las
Alas Pumariño)
La Puerta de San Antonio (situada al inicio de la calle Margarita
Pardo de Cela)
La Puerta de Santa Ana (situada al inicio de la actual Calle
Pastor Díaz)
La Puerta de Las Angustias (situada en la Calle Hermanos Vilar
Ponte)
La Puerta del Santo Cristo (situada en la Avenida de
Lourdes).
Iglesia de Santiago
Su portada principal se abría hacia el cantón de abajo de la
plaza, mientras que sus tres ábsides miraban hacia el cantón de
arriba. El edificio fue demolido en el año 1840.
Iglesia y convento de Santo Domingo
Iglesia de Santa María del Campo.-El edificio religioso más
antiguo de la ciudad.Esta parroquia posee magníficos ornamentos y
orfebrería, entre la que cabe destacar la gran cruz procesional,
que data del Siglo XVI, una de las más hermosas de Galicia.
Iglesia y convento de San Francisco.
Monasterio de la Concepción
Capilla de la Misericordia.
El Monasterio de Nuestra Señora de Valdeflores.
Iglesia de San Pedro
Puente de la Misericordia
Se comenzó la construcción de este puente en el siglo XV, durante
el reinado de Enrique IV de Castilla y se concluyó un siglo más
tarde.
Casa de los Leones.- Se sitúa en el centro del casco viejo. Se
trata de un antiguo pazo del siglo XVII,
Plaza Mayor.- La estatua es de hierro recubierta con una capa de
bronce midiendo 2,80 metros. Fue moldeada por el escultor catalán
José Campeny Santamaría y fundida en los talleres de Alejandro
Wolgüemoutch, de Barcelona.
LEYENDA :
El Obispo Santo y los Normandos
Esta leyenda la recogí en unos escritos del padre Isla que a su
vez los había recogido de fray Prudencio de Sandoval, y debió
tratarse de la flota del moro Abdelhamuyt, cuya derrota por
aquellas épocas consta en las crónicas. Pero según el cronicón de
Sebastián de Salamanca, se trataría más bien de una expedición de
piratas normandos.
Allá por los años 900 poco más o menos, llegaron a las costas del
norte de Galicia gran cantidad de naves que venían de tierras
nórdicas. Por otras veces en que los normandos desembarcaran en
playas y puertos, se sabía cómo eran fuertes y audaces aquellos
hombres y también crueles y rapiñadores; por lo que las gentes al
enterarse, empezaron a huir, llevando consigo todo lo que
podían.
Muy pronto se supo en Vivero de estas embarcaciones que se
acercaban para robar y saquear, matando sin duelo a quien
quisiera impedírselo; y, en Vivero, hombres, mujeres, niños y
ancianos se echaron a huir de aquel peligro.
Algunos que escaparon a caballo llegaron a Mondoñedo y fueron a
decírselo al obispo el peligro eminente, para que dispusiera sus
hombres de armas y lanzase un pregón a fin de que se armaran
cuantos pudieran oponerse a aquellos piratas.
Pero el obispo D. Gonzalo ( aún no era santo ), ya viejo, que
jamás había sido amigo de empuñar la espada como otros que igual
predicaban que vestían los arreos militares en plan guerra,
reunió al cabildo, mandó llamar a los feligreses y predicó:
Hermanos míos. Me dicen que aquellos temibles normandos vienen de
nuevo sobre nuestras tierras. Ellos son fuertes y nosotros
débiles; ellos tienen armas y nosotros sólo disponemos de haces y
azadones para el trabajo. ¡Que Dios se apiade de nosotros!.
Pidámosle que Él nos ayude y, rogándole humildemente, vayamos
todos juntos hacia el mar por donde vienen las naves enemigas.
Nuestra fe es lo único que puede salvarnos.
Pidió seguidamente que le dieran una cruz y, con ella al hombro,
inició el camino lentamente, cantando la letania.
Todos le siguieron, acompañándole en el caminar y en los rezos. Y
así fueron hasta una elevación desde la cual se divisaba el mar
y, en la lejanía, el grupo de navíos que cabeceaban sobre las
grandes olas que levantaba el fuerte viento que había .
Las gentes, atemorizadas, decían:
¡Védelos acolá veñen!
(¡Vedlos, allá vienen! )
¿Son moitos?- Preguntó el obispo, que, por su edad, no veía
bien.
¿Son muchos?-
-Tantos eles son que se non poden contare – le respondieron.
-Tantos son, que no se pueden contar –
¡Deus axudará a seus fillos! Exclamó el obispo; arrodillándose,
oró ante la cruz.
¡Dios ayudará a sus hijos!
Todos le imitaron; y algunos lloraban emocionados y
temerosos.
Cuando después del rezo se levantaron, vieron cómo,
recrudeciéndose la tormenta, algunos de los barcos se hundían
entre las alborotadas aguas.
Prosiguieron su camino hacia el mar, y siempre que pasaban sobre
alguna colina desde donde podían ver las agitadas aguas, volvían
a detenerse breves momentos, a hacer nuevas invocaciones a los
Cielos…y a ver con alegría cómo las embarcaciones normandas poco
a poco iban hundiéndose, sumergidas en los salados abismos.
Llegaron por fin a la cumbre de un monte, ya próximo a la ribera
del mar.
¿Cántos navíos vesen? – preguntó el obispo.
¿Cuántos navíos se ven?
Sômente tres - respondiéronle con alegría.
Solamente tres
¡Deus noso Señor amerceouse de nós!
¡Dios nuestro Señor se apiadó de nosotros! Clamó don Gonzalo. E
hincó sus rodillas en el suelo, imitándole todos cuantos le
acompañaban.
¡Pidámoslle a Deus que Él nos permita sernos libres e poidamos
levar por toda Galiza toda esta ditosa nova!
Pidámosle a Dios que Él nos permita ser libres y podamos llevar
por toda Galicia esta dichosa noticia.
Y, al ponerse en pié por última vez, ningún navío flotaba ya en
la superficie del mar, que iba amainando en su furiosa marejada
de poco antes.
Y las crónicas siguen diciendo que en este último monte se
edificó una ermita, conocida por la << del Obispo
Santo>>, que es muy milagrosa.
Fotografías en :
http://alianzagalega.blogspot.com.es/
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